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las maneras de ser güevón: 3) el amor institucional

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18 años y ya en el Opus Dei. Un día caminando por la universidad me encontré un amigo con el que hacía tiempo que no hablaba y le conté que ahora era miembro de "la obra de dios". Él me miró escéptico y me dijo: "Pero yo sé que usted es como yo". Yo, con mucho miedo de lo que quisiera decir, y poniendo cara de no haber entendido le dije: "¿Como usted?" Él se dio cuenta de que yo no quería hablar del tema y se fue. Yo sabía a qué se refería, a que éramos maricas, y cómo un marica podía estar metido en el opus. La decisión la había tomado pensado que ser numerario era una "llamada de dios" -lo de la llamada de dios, o vocación, lo oye uno desde el primer contacto que tiene con el opus y sus actividades. Así que no se les haga raro que me haya sentido "llamado". Al final nadie llama, ni hay iluminaciones sobrenaturales. Simplemente uno se convence de la bondad de vivir de esa manera. Y en el fondo fondo, por lo menos en el caso de los que

las maneras de ser güevón: 2) esconder la maricada

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13 años. Pelo decolorado. En medio de una conversación con una compañera a las 6.30 a.m. antes de entrar al colegio. Ella nota que tengo el pelo rojizo: "¿Usted se pintó el pelo?". Se ríe, me señala y le dice a otros que estaban cerca: "¡Se pintó el pelo!" Sigue señalando y riéndose. A los pocos segundos ya medio curso estaba rodeándonos y mirándome. Lo que siguió de ahí en adelante fueron tres meses de burlas en el colegio, grandes sermones en mi casa (¡quién me había metido en la cabeza que un hombre hacía eso!), estar escondiendo mi cabeza de mi numerosa familia (para que no vieran la desvergüenza cometida) y explicaciones bobas de mi parte ("usé sin saber un shampoo que decolora el pelo"). No lo había hecho ni por accidente ni por rebelarme ante la sociedad machista nortesantandereana. Simplemente me gustaba la idea de tener el pelo claro y queriendo apenas aclararlo un poco, terminé con el pelo rojo. Y eso solo, cambiar un color, me sirvió p

las maneras de ser güevón: 1) cobardía

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En la vida real nunca digo groserías. Ni hablo articuladamente. Pero bueno... la escritura permite hacer a un lado las propias taras, por lo menos mientras se escribe. He pensado en esta serie de posts como un grupo de confesiones. Nada de drama ni de exaltaciones agustinianas. Simplemente intento replicar una idea de Dan Harmon sobre la utilidad de ser transparente (una especie de terapia para lidiar con todas las cagadas que uno hace). Lo primero de lo que quería hablar es sobre la cobardía (bueno... de mí cobardía). 38 años. Encerrado en un baño a la medianoche. Dos bolivianos borrachos golpean a la puerta del baño molestos porque los he echado a la calle. Decido no enfrentarlos y esperar. Después de un rato llega mi compañera de apartamento y los borrachos amablemente le hacen caso y se van. Al final no pasó nada. O lo único que pasó fue que durante el encierro tuve tiempo de sentirme cobarde y pensar un poco en el miedo hacia las agresiones físicas. La excusa con la qu

Westworld (Jonathan Nolan et al. 2016- )

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"Last question, Dolores. What if I told you that there were no chance encounters. That you, and everyone you know, were built to gratify the desires of the people who visit your world?" Ashley, Westworld "You know why this beats the real world, Lawrence? The world is chaos. It's an accident. But in here, every detail adds up to something. Even you, Lawrence." The Man in Black, Westworld ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Existe una finalidad para todo lo que ocurre? Este tipo de preguntas ha preocupado a la mente humana desde antiguo. Sin embargo, en esa preocupación hay un supuesto más o menos difícil de ver: el sentido o la finalidad de la vida humana es dado desde fuera, por algo que la sobrepasa, sólo se debe buscarlo. ¿Qué pasaría si al cabo descubrimos que no existe ese sentido externo, que no hay más sentido que el que nosotros mismos ponemos en las cosas? En Westworld, serie de ciencia ficción basada en la película de Michael Crichton (19

Moonlight (Dir. Barry Jenkins, 2016)

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"At some point, you gotta decide for yourself who you're going to be. Can't let nobody make that decision for you." Juan, Moonlight Moonlight  está compuesta por tres episodios en la vida de Chiron, quien desde niño se ve enfrentado a la drogadicción de su madre, al matoneo de sus compañeros, y a su naciente amor hacia Kevin. Vemos su confusión ante el maltrato por parte de Paula (la madre interpretada por Naomi Harris, nominada al Oscar por este papel), ante los golpes en su escuela y, sobre todo, ante su homosexualidad. Y en cada escena lo vemos luchar cuando se ve obligado a hablar sobre estas cosas, que en definitiva no sabe cómo explicar. Con esta película (la mejor de este año según la Academia estadounidense) B. Jenkins muestra cómo el silencio es un modo crudo de hacer frente a circunstancias abrumadoras: no se las explica o adorna con palabras, simplemente se las observa y se constata que al final habrá que enfrentarlas, incluso si no las entendemo

Sense8 (Dir. Lana & Lilly Wachowski, 2015-)

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"The real violence, the violence I realized was unforgivable, is the violence that we do to ourselves, when we're too afraid to be who we really are." Nomi Hace siglos un movimiento de pensadores se propagó por Occidente: la Ilustración. El centro de su propuesta estaba en la confianza en la razón y en lo que ésta podía garantizar para la humanidad en general: derechos universales, repartición equitativa de la riqueza, una paz duradera. El tiempo ha pasado y esos ideales se han visto rebatidos de múltiples maneras, pues a través del uso de la razón se puede generar lo peor: guerras mundiales o sistemas económicos criminales. Sin embargo, el anhelo de estar unidos como humanidad con el propósito de conseguir un mundo justo parece seguir estando presente, o por lo menos así lo parece si se tienen en cuenta ciertos relatos de ficción. Por ejemplo, la historia narrada en Sense8. Sense8 nos habla de esa unión como seres humanos, no sólo por lo que ocurre co

La La Land (Dir. Damien Gazelle, 2016)

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Lo siguiente no es en sentido propio un análisis cinematográfico de La La Land, musical que algunos han descrito como independiente pero que por sus escenografías y vestuario supongo que ha tenido más bien un alto presupuesto (y de hecho recomiendo no leer lo que sigue a quienes no la han visto). Lo que quiero hacer aquí es considerar dos tesis implícitas en la historia de la película. La primera se podría ver como inspiradora. La segunda como profundamente pesimista. 1. El amor como impulso: al inicio de la película nos encontramos con dos personajes, Mia y Sebastian (interpretados por Emma Stone y Ryan Gosling, los dos con nominaciones a los Oscars por estos papeles), que están a punto de perder la fe en sí mismos, pues su talento no es reconocido. Al conocerse, cada uno se vuelve el motor de los sueños del otro. De ahí en adelante la necesidad de reconocimiento por parte de un público será secundaria, el reconocimiento determinante será el que hace el uno del otro.