las maneras de ser güevón: 3) el amor institucional
18 años y ya en el Opus Dei. Un día caminando por la universidad me encontré un amigo con el que hacía tiempo que no hablaba y le conté que ahora era miembro de "la obra de dios". Él me miró escéptico y me dijo: "Pero yo sé que usted es como yo". Yo, con mucho miedo de lo que quisiera decir, y poniendo cara de no haber entendido le dije: "¿Como usted?" Él se dio cuenta de que yo no quería hablar del tema y se fue. Yo sabía a qué se refería, a que éramos maricas, y cómo un marica podía estar metido en el opus.
La decisión la había tomado pensado que ser numerario era una "llamada de dios" -lo de la llamada de dios, o vocación, lo oye uno desde el primer contacto que tiene con el opus y sus actividades. Así que no se les haga raro que me haya sentido "llamado". Al final nadie llama, ni hay iluminaciones sobrenaturales. Simplemente uno se convence de la bondad de vivir de esa manera. Y en el fondo fondo, por lo menos en el caso de los que se comprometen a ser célibes, se halla una escapatoria a tener que lidiar con el tema de la homosexualidad: ya no más tías preguntando cuándo uno se va a casar, o cuándo va a llevar a la novia a la casa. El problema es que, aunque los demás dejen de preguntar por la novia, uno no deja de ser gay.
Cada cierto tiempo en el opus había charlas sobre sexualidad (o "pureza" como llaman ahí a ese tema). Cuando aparecía el tema de la homosexualidad siempre era para recordar que es una inclinación no natural, como que hay algo torcido en el homosexual (para esto contaban con el apoyo del Catecismo de la Iglesia Católica, donde directamente se afirma la no naturalidad de los maricas -como si no les importara ofender a los millones y millones de maricas que están ahí metidos-). Incluso alguna vez el que daba la charla llegó a decir que "si alguien es homosexual, no puede estar en el Opus Dei". Y yo oyendo, y sufriendo porque pensaba que en cualquier momento se iban a dar cuenta y me iban a echar.
Desafortunadamente a lo largo de los trece años que estuve ahí nunca se dieron cuenta. En las confesiones y charlas semanales con el director espiritual (sí, uno debe confesarse cada semana -y lo de la dirección espiritual es una confesión pero con alguien que no está obligado a guardar el secreto, como sí lo está el cura), en esas ocasiones yo contaba mis malos pensamientos al ver a cierta "persona" o "personas", sin determinar el sexo al que esas personas correspondían. Y nunca me preguntaron cuál era.
Con el pasar de los años, esa práctica tan intensa de la religión (retiros, convivencias, misa diaria, rosario diario, etc., etc., etc.), era como una especie de sedante, desde el que yo ya veía lo de ser marica como un tema secundario, como que eso no tenía tanta importancia. Pero eso que estaba quedando ahí como enterrado en medio de avemarías era mi propia vida, mi negación a amar a nadie por dar gusto a los demás (primero a mi familia y luego a la gente del opus). Y tal vez por ser mi propia vida, eso resurgía siempre: por muy metido que estuviera en las oraciones de la misa, con frecuencia miraba la belleza de los hombres que tenía cerca. Con eso sufría. Pensaba estar yendo contra lo que dios quería (lo que con el tiempo se hizo equivalente a lo que el opus quería).
Sin buscarlo, terminé enamorándome de alguien (de una "persona", como seguramente dije en la confesión). Todo fue platónico, pero esa experiencia me bastó para darme cuenta de que el opus no era mi lugar. Porque nada de lo que experimentaba en medio de la "traga" me parecía anti-natural. Ya no estaba de acuerdo con lo que decía el catecismo católico, ni con el rechazo velado del opus como institución a los homosexuales (alguna vez, sin darme razón alguna, un director de una casa del opus me dijo que era mejor no invitar a las actividades a un estudiante concreto -luego caí en cuenta de que ese estudiante era abiertamente homosexual-; también pueden ver aquí el concepto dado oficialmente por la universidad del opus en Colombia sobre la homosexualidad, donde se habla de los homosexuales así: "su comportamiento se aparta del común, lo que constituye de alguna manera una enfermedad").
Dejé el opus en julio de 2012, no recuerdo el día exacto, pero sí recuerdo la felicidad con la que lo hacía. Poco a poco fui hablando con mis amigos y con mi familia, contándoles que soy gay. Y no recibí más que amor y apoyo de parte de todos. Los del opus nunca volvieron a aparecer. Así es mejor. Ellos dicen de sí mismos que son una "familia de vínculos sobrenaturales", pero dejar la "familia" equivale a (sólo por poner una comparación) dejar un grupo de la mafia, ahí no queda para el que se va más que silencio y hostilidad. Así es mejor. ¡A quién se le ocurriría volver por esos caminos de "amor" institucional!
Ejemplos de ese "amor" eran llamar "padre" a un señor que nunca conocí y con el que no me unía parentesco alguno (además de llamar "nuestro padre" al fundador del opus), y escribirle cartas mensualmente. O reunirnos a diario los que vivíamos en casas del opus en las llamadas "tertulias", donde la gente contaba cómo iba convenciendo a sus amigos de que se hicieran miembros o de que donasen dinero para las actividades (lo llamativo es que a la vez recibíamos charlas sobre la amistad, donde decían que no debe ser instrumentalizada). La lista de esas locuras de "amor" es muy larga y por ahora no las enumeraré. Ya bastante tengo con las pesadillas periódicas, en donde me veo otra vez de tertulia y angustiado por no saber cómo poder salir de ahí. Pero dejemos atrás los malos sueños.
Fuera del opus recuperé a mis amigas (porque el opus separa estrictamente hombres de mujeres y, en teoría, un numerario no debería tener amigas), volví a estar más cerca de mi familia y, lo que ha sido más significativo, me recuperé a mí mismo y la capacidad de ver un mundo donde hay innumerables modos de vida sin necesidad de condenar a nadie al infierno: afirmar la propia vida y las innumerables, maravillosas, formas de vivir que nos hacen humanos eso es, creo yo, amar el mundo.
Todo esto quise contarlo porque hoy me caso con Ulrich, un hombre que, él solo, encierra más humanidad y amor que toda esa institución de la que hemos estado hablando. Porque al final uno siempre ama personas concretas, no religiones o partidos o ideologías.
Indalecio, muy bonito el escrito. Felicitaciones para ambos en esta nueva etapa.
ReplyDeleteFelicitaciones Indalecio!
ReplyDeletePD:Me fue imposible no recordar mi paso por una de estas casas. 😅.
Un gran relato, con la claridad de hablar sobre la propia vida, y de mostrar su valor. Mucho por aprender y superar, mucho por humanizar.
ReplyDeleteIndi, sentí lo que escribes como propio. ¡Qué afortunados somos de habernos ido y de vivir nuestra auténtica vida sin estar encadenados a ideologías! Te quiero mucho y espero que sigas siendo muy feliz. Abrazos.
ReplyDelete¡Un abrazo! ¡Viva el "amort"! ¡Felicitaciones por tu valentía!
ReplyDeleteIndalecious creo que no quedó mi comentario, sos un capo!!!! Lo recuerdo gratamente, como un gran amigo. Felicitaciones!!!! Una nueva etapa con muchos retos pero seguro será estupenda al lado de su amor. Abrazo grande!!!
ReplyDeleteRelato valiente, sobrio y conmovedor. Gracias.
ReplyDeleteMi querido Inda!
ReplyDeleteEl amor es la única fuerza que nos permite conocer a las personas cual son. No vemos más esos velos que nos cubren y que al mismo tiempo nos separan. Esos velos pueden ser en ocasiones la religión, las convicciones políticas, el idioma, la nacionalidad, el color de piel etc. El amor deja a un lado tantos prejuicios y te hace ver el núcleo del ser.
Mis mejores deseos
Cuánta verdad en cada palabra. La frialdad que acecha los corazones de quienes habitan dichas instituciones es palpable, hiriente y muy dolorosa ante la verdad innegable de amar de manera diferente. Gracias por abrirnos tu alma Indalecio, abrazos y adelante, amar a nuestra manera nos hace hombres libres.
ReplyDeleteMi querido Inda:
ReplyDeleteHe leído encantada tu relato. Y soy muy afortunada de haber podido compartir contigo y con Uli esa unión. Qué viva el amor y la libertad de poder decidir con quién compartir el resto de tu vida! Un fuerte abrazo para los dos! ❤��