San Junípero (Black Mirror - Dir. Owen Harris, 2016)

Desde Platón, y pasando por el cristianismo, ha estado presente en Occidente la idea de una existencia libre de dolor y sufrimiento concedida al hombre después de la muerte. La liberación de ese dolor y de todo sufrimiento consistirá muchas veces en la negación del cuerpo (de hecho se debe pasar por la muerte, pues es gracias a ella que ya no se es esclavo del propio cuerpo).

Esto, que suena tan filosófico o religioso, es puesto en juego en Black Mirror en relación con el futuro de la tecnología. Son los adelantos tecnológicos los que permitirían que "el cielo sea un lugar en la tierra", como lo dice la canción Heaven Is a Place on Earth de Belinda Carlisle, que se escucha varias veces en San Junípero, el cuarto capítulo de la tercera temporada de la serie. En el futuro, la vida eterna consistiría en el almacenamiento y activación en computadores de un equivalente digital de nuestra conciencia.

El problema es que, como lo plantean gran parte de los episodios de esta serie de Netflix, el bienestar ofrecido por el desarrollo tecnológico será sólo aparente.

En concreto, en San Junípero la eternidad digital parece ser agobiante, y ni siquiera los placeres más excesivos son suficientes para quienes se han decidido por ella. Se alcanza una eternidad que se asemeja más a una eterna cárcel que al estado ideal satisfactorio anhelado por los platónicos.

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